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Nicolás Lange, escritor, performer y director teatral: “Quiero hablar de lo único que tengo acceso en el mundo, que son mis amigos y mi paranoia”

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Escritor, performer y director teatral, Nicolás Lange participará de la nueva edición de la Muestra Nacional de Dramaturgia con Esto podría durar y durar y durar y durar y durar, una obra en la que ficciona tres crímenes de odio y que describe como “un texto seco y expansivo en su violencia”.

Cuando piensa en el momento en el que el teatro y la dramaturgia apareció en su vida, inmediatamente se remonta a su infancia en Puerto Montt: “Crecí en una ciudad que atentaba constantemente a eliminar lo delicado, lo tierno. Así que comencé a mentir mucho de niño. Me di cuenta que memorizar mis mentiras en un papel se llamaba escribir y que todo funcionaba a través del modo en que ordenaba las ecuaciones de palabras. Como una forma nueva de matemática, o de decir un secreto o de rezar”, explica Nicolás Lange,

Actor Licenciado en Artes de la Universidad de Chile, Nicolás cuenta con una amplia trayectoria, con obras que se han montado en Latinoamérica, Oceanía y Europa, y textos traducidos al inglés, alemán, italiano, portugués y francés. Ha sido además artista residente en Chateau de Monthelon (Francia), Grand Theater Groningen (Países Bajos), Giornate del Respiro (Sardegna, Italia), Teatro Cantiere Florida y Performing Arts Research Center (Florencia, Italia). Dentro de sus últimos trabajos, destaca Yo salvo la muerte, que abrió el Festival 21 VOLTS Central Elétrica (Porto, Portugal) y también se presentó en el Festival Santiago Off 2022.

Pero además del teatro, Nicolás ha incursionado en otros géneros en libros como Caminamos porque amamos algo, ganador del Premio Mejores Obras Literarias 2020 y Fábulas para un país sin animales, texto ilustrado con historias LGBTQI+ para adolescentes, un proyecto financiado por el Fondo Nacional del Libro que se prepara para lanzar este año.

¿Qué escritorxs o dramaturgxs te inspiran hoy?

Tengo en mi velador a Reinaldo Arenas, Ocean Vuong, Alok Vaid-Menon, Jose Sbarra, Edouard Louis, Anne Sexton, Pasolini, Gabriela Mistral, San Agustín. No puedo diferenciar si sus escrituras son diarios de vida, o novelas, obras de teatro, y no me importa entrar en esa teorización. Solo los disfruto mucho cuando me siento perdido. Como cuando los evangélicos abren la biblia en una página cualquiera y creen leer un mensaje. Yo también me dejo engañar por estos escritores. Me permiten ese espacio, leer como compartiendo secretos con un amigo triste en un bar.

¿Cuáles crees que son los grandes temas que se presentan en tu dramaturgia?

No tengo grandes temas. No sé ni manejar, ni nadar, ni andar en bicicleta, ¿cómo le podría explicar a alguien una guerra, una revolución, lo que es vivir la pobreza, el hambre? No escribo para explicar nada, ni ponerme en el lugar del muerto, del mártir. Quiero hablar de lo único que tengo acceso en el mundo, que son mis amigos y mi paranoia.

¿Cómo podrías describir tus procesos creativos?

Vengo de una familia donde nadie estudió en la universidad. Donde no salíamos de vacaciones por no tener dinero. Ahora que soy, un poco más grande, y por circunstancias que aún no comprendo, mi vida está llena de muchos aeropuertos. Y me gustaría decir que escribo viajando, que escribo en ciudades bellas, y que comienzo una obra en Atenas y la termino en Florencia, pero no. Lo primero que hago es intentar camuflarme en la ciudad, entender cómo funciona la homofobia, la ternura, el fascismo en la ciudad nueva. Luego odio el lugar y cuando me voy me siento melancólico. Y luego con toda esa paranoia comienzo a editar en Puerto Montt.

¿Cuáles son las principales ideas que te inspiran y llevan a escribir Esto podría durar y durar y durar y durar y durar, texto seleccionado para XX Muestra Nacional de Dramaturgia?

Es un texto que escribí conociendo y amando a alguien por primera vez. Entonces esperaba un texto de esperanza, amor, pero es un texto seco y expansivo en su violencia. Primero hago un prólogo en el que pido perdón por no hablar de historias a la altura de estos tiempos. Luego ficciono sobre tres crímenes de odio. Un hombre homosexual suicidado en una cárcel en Puerto montt. Una pareja quemada en Texas. Un grupo de brujas chilotas que buscaban homosexuales durante la dictadura de Pinochet. Lo escribí también en la época de elecciones presidenciales. Nunca voy a olvidar que mucha gente votó por Kast. Que gente votó por la desaparición de las disidencias y los derechos de la mujer. Entonces escribo con esa sospecha de que siempre, pese al cinismo new age, habrá alguien que querrá asesinarte por ser diferente. Como menciona James Baldwin, las personas tienen miedo a que cuando el odio se acabe tengan que lidiar con el dolor. Pienso en eso y también en la supremacía blanca, en el camuflaje, en cómo se me mueren las plantas, en cómo contaremos historias en veinte años más, en la extinción de la vida marina, en la vergüenza de amar algo.

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