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Coordinador general de la Asamblea de Titiriteras y Titiriteros de Chile zona norte (ATTICH), Mauricio Parra se ha desempeñado por más de 20 años en esta disciplina. Actualmente es Presidente de la Agrupación Artística Cultural de Antofagasta “El Regalo” y uno de los representantes de esta disciplina en el Consejo Nacional de Artes Escénicas.

Conoce más de su historia a continuación:

¿Qué es lo que más disfrutas de tu oficio?

La mayor recompensa es la reacción del público, especialmente la alegría de los niños al ver cómo reciben el mensaje artístico.

¿Dónde te formaste? ¿Quiénes son tus principales maestros o referentes en Chile?

En Antofagasta tenía pocos referentes, por lo que mi formación es básicamente autodidacta, observando y creando en el ensayo y error. Luego tuvimos la posibilidad de participar en el Festival Candelilla, donde conocimos a muchos otros maestros, entre ellos a Tito Guzmán, Tesoro Humano Vivo. Fue ahí cuando empezamos a diversificar nuestras posibilidades técnicas, plásticas y dramatúrgicas.

¿Cómo podríamos aventurarnos a contar la historia de los títeres en Chile? ¿Cuáles hitos han marcado su desarrollo?

Es una historia de ciclos y que ha estado siempre en movimiento. Hay registros de manifestaciones titiritescas desde la Colonia. Luego en las chinganas y el teatro popular de principios del 900, y por supuesto de maestros titiriteros que replicaban el arte llegando a Chile por el intercambio cultural de migrantes. A partir del siglo XX nacen compañías y representantes como “Candelilla” y el Maestro Tito Guzmán. La constancia de ellos y de muchos más, dio fuerza para que al iniciar el siglo XXI nos organizáramos en la Asamblea Titiritera de Chile ATTICH, que hoy reúne a una gran cantidad de creadores desde Arica a Punta Arenas.

¿Cuáles son los desafíos del sector de los titiriteros en el nuevo escenario de política cultural?

Aun cuando hay un gran avance para la disciplina con su inclusión en la Ley de Fomento a las Artes Escénicas, existe el desafío de avanzar en el reconocimiento no sólo como teatro tradicional, sino como un arte que integra especialidades escenográficas, musicales, dramatúrgicas, etc. Y que además aporta a la educación y cultura de nuestra sociedad. Sabemos que los títeres y el teatro de objetos, en general, son grandes herramientas para la educación

¿Cuáles desafíos crees que existen en este ámbito?

El desafío principal es incorporar a los títeres en los programas educativos y como una herramienta para educadores y docentes. Integrarlos además en las organizaciones sociales como un medio para expresar y comunicar sus propias problemáticas.

¿Cuál dirías tú que son los temas pendientes en el ámbito de la formación profesional de los y las cultoras de este arte?

Sería un gran reconocimiento avanzar en la creación de una escuela de títeres, que valide a los titiriteros tradicionales y entregue las bases para nuevos titiriteros y/o compañías.

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