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Entrevista a César Muñoz, Narrador Oral

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En el Día Mundial de la Narración Oral te presentamos a César Muñoz, uno de los fundadores y actual presidente del Círculo de Narradores Orales de Chile.

César es profesor de francés y narrador oral/cuentacuentos, creador del personaje narrador: El Mago del Árbol. Amante de los cuentos maravillosos, se ha capacitado en diversos talleres y cursos de cuentacuentos en Chile y posteriormente en la búsqueda de especialización, viaja a Francia para estudiar en espacios formativos sobre el Arte del relato, el Patrimonio y la Literatura oral. Ha participado en diversos encuentros y festivales en Chile, Argentina, Colombia, Perú, Francia y Canadá. Investigador y recopilador de cuentos. Ha publicado artículos sobre el área y publicó el 2020 el libro ilustrado “Historia de un Cuentacuentos” y actualmente dicta charlas y talleres.

Conoce más sobre su historia, a continuación:

¿En qué momento tomas la decisión de ser narrador oral?

Fue en las primeras actividades como narrador oral, me encontraba en un evento de fantasía y recreación medieval en Concepción. Luego de dos jornadas de contar y contar cuentos debajo de un hermoso árbol, al finalizar el evento me encontraba guardando mis cosas y una familia se acercó, me expresaron que les había gustado mucho mi trabajo, que lo habían disfrutado ambos días y con una profunda reverencia me dieron las gracias por existir, literalmente. Yo me emocioné mucho, fue un momento muy especial, ya que no fue un aplauso de esa familia, sino que fueron palabras de agradecimiento profundas que me dieron certeza en ese momento de que estaba en el camino correcto ejerciendo mi arte y oficio.

¿Qué recuerdas de ese momento?

Recuerdo que los ojos se me llenaron de lágrimas, ya estaba oscuro en el parque donde se hacia el evento, yo me afirmé de las ramas del árbol que me cobijaba, era una Camelia, miré hacia el cielo y las estrella brillaban, sentí que era un momento mágico, que hasta el día de hoy atesoro.

¿Cómo eras, César? ¿En qué estabas en ese momento?

Yo era un joven profesor de francés que había terminado recientemente mi carrera con muchos proyectos en mente y en un escenario educativo adverso para los idiomas diferentes al inglés. En la búsqueda de aportar a mi formación tomé cursos artísticos para potenciar mis herramientas docentes y entre ellas algunos talleres de Cuentacuentos. En ese periodo tuve la oportunidad de viajar por primera vez fuera de Chile, a Canadá y luego a Francia donde permanecí dos años, tiempo que me hizo conocer mucho más sobre la narración oral y de este modo conectar y apreciar mi veta artística y mi espíritu creativo en torno a los cuentos contados. Así mi interés en el mundo de la narración oral, fue creciendo y fueron llegando invitaciones a encuentros y festivales en Argentina, Colombia y Perú. Todo este proceso de practicar el oficio de narrar en diversos espacios y contextos me llenó de preguntas y entonces busqué profundizar en el área y volví a viajar a Francia donde pude formarme en diversos espacios dedicados al arte de contar y al estudio de la literatura oral. Sin duda todos esos desafíos y aventuras transformaron mi vida y dieron certitud a mi quehacer artístico y cultural. Hoy viendo en perspectiva, creo que he realizado un bello recorrido, un verdadero viaje de búsqueda interna y externa sobre esta disciplina ancestral, sobro este arte primario del cual me considero un artista y cultor.

¿Qué es lo que más disfrutas de tu oficio?

Lo que más disfruto es contar, es estar en círculo y lanzar el hechizo de los cuentos, el ver en los ojos del público que están imaginando todo lo que les voy narrando y que van disfrutando en un viaje con la palabra, con el gesto evocador y por supuesto con la trama del relato escogido. Disfruto de ese momento íntimo de contar con los otros, todos en una burbuja suspendidos en el tiempo y en el espacio. Disfruto sabiendo que todos estamos viviendo otra realidad vehiculada por una expresión tan primigenia, tan humana como lo es el hecho de contarnos historias.

¿Dónde te formaste? ¿Quiénes son tus maestros o referentes en Chile y por qué?

Me forme como narrador oral en diversos cursos y talleres dictados en Chile por queridos maestros y colegas, y luego en Francia en tres hermosos lugares dedicados al estudio y difusión del área. El Conservatorio de la literatura oral en la ciudad de Vêndome, en el Centro de las artes del relato con la maestra Catherine Zarcate, en Grenoble y en el Centro Mediterráneo de la literatura oral de la ciudad de Alés.

¿Cómo podríamos aventurarnos a contar la historia de la narración oral en Chile?

Difícil resumir la historia de la narración oral en Chile, pues cada narrador o narradora tiene su historia que contar, sin embargo, desde mi perspectiva y bajo el estudio realizado creo que entre los hitos importantes se encuentra la aparición de los narradores de la Casa en el Aire, en los años 90. Luego, en el 2000, la aparición de cuentacuentos como aporte fundamental en las estrategias del Plan Nacional de Lectura y el Libro, Luego la aparición de la Escuela de Cuentacuentos de la Fundación Mustakis, en el mismo periodo algunos encuentros y festivales de narración oral de la 5° región y en el año 2010 el inicio de una conciencia colectiva sobre la narración oral como una área artística particular que merece tener su reconocimiento cultural, artístico y patrimonial desde lo institucional y social, la constitución del Circulo de Narradores Orales de Chile y sus gestiones para incluir este arte en la Ley Fomento a las Artes Escénicas que establece una base para difundir y fomentar la disciplina y a sus artistas.

En relación a lo último, ¿cuáles consideras que son los desafíos del gremio en el nuevo escenario de política cultural?

Creo que uno de los principales desafíos como gremio es fomentar la creación de un programa nacional de circulación de narradores orales y cuentacuentos que visite regularmente los espacios educativos, culturales y bibliotecas del país de forma sistemática y dirigida a diversos públicos. Junto con esto, que se asegure condiciones laborales estables y atractivas económicamente para sostener a los narradores orales en su labor educativa, cultural y patrimonial, por ejemplo, que pasen a ser agentes de la lectura de primer orden, con sello y envestidura ministerial.

Sabemos que la narración oral es también una gran herramienta para la educación y el fomento de la lectura especialmente en niños y niñas y adolescentes, ¿cuáles cruces y desafíos existen en este ámbito?

Efectivamente la narración oral es un aporte significativo a la educación y el fomento lector, mi planteamiento es que no hay estrategia mayor para estimular la lectura que escuchar cuentos desde la más tierna infancia y en todo momento de la vida. La lectura es una tarea compleja, a

la cual se puede acceder fácilmente si es que en nuestros primeros años de formación escuchamos muchos cuentos y expresiones de la oralidad, pues esto permitirá desarrollar la imaginación y los procesos cognitivos que son esenciales para adquirir habilidades lectoras, goce y amor por los libros.

Los narradores orales y cuentacuentos somos el eslabón principal en la cadena de valor de la lectura, ya que son los mediadores primigenios entre la palabra contada y la palabra escrita, además de ser los promotores culturales de la memoria oral, la preservación de las tradiciones y la identidad de los pueblos.

Los desafíos son muchos y entre ellos pienso que es una necesidad poder gestar espacios y programas formativos de nuevos narradores/cuentacuentos para todo el territorio nacional, con enfoque en la identidad nacional, la valorización de los cuentos locales, el enfoque mediador, artístico y patrimonial de esta práctica y sus artistas.

Por otro lado, al ser la narración oral un arte de origen tradicional, un arte popular, su formación siempre ha sido por oficio, es decir, de maestro a aprendiz, la academia en este sentido no ha valorado la importancia fundamental de esta práctica milenaria y contemporánea, por lo cual se continua en un estado de formación tradicional, con formatos de talleres, cursos, capacitaciones y formaciones eventuales que van surgiendo regularmente por iniciativa personal o colectiva entre maestros narradores o por proyectos que se enmarcan procesos con algún fin particular y auto gestionado. Pendiente seria fortalecer el reconocimiento de este arte como un oficio, sin negar las posibilidades de integrar formaciones académicas estratégicas en algunos ámbitos, como por ejemplo en las mallas curriculares para la formación de profesores y educadoras de nuestro país.

Y, por último, también es importante abrir espacios que integren en sus carteleras y programaciones propuestas escénicas con obras de narración oral.

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