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La historia del chileno dueño de la luna
“Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”. Esa fue la ya memorable frase que el estadounidense Neil Armstrong dijo cuando se posó por primera vez en la luna, como parte de Apollo 11, expedición encabezada por la NASA que ya cumple más de 50 años desde su realización. Pero para vivir este momento histórico, la tripulación también integrada por los astronautas Michael Collins y Buzz Aldrin, tuvo que tener el permiso de un chileno. Sí, un chileno.
Mucho antes de que millones de personas vieran por televisión esta proeza científica -más de una década antes, de hecho-, el abogado Jenaro Gajardo Vera, nacido en Traiguén (1919), acudió a una notaría de Talca para inscribir a la luna como su propiedad. Era 25 de septiembre de 1954, y el hombre se presentó ante el notario César Jiménez Fuenzalida, a quien convenció de que era el dueño del satélite natural, describiendo sus medidas y límites.
Se ha hablado mucho sobre las razones y motivaciones que Gajardo tuvo para hacerlo, pero todo eso no importó cuando, supuestamente, el Presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, a través de la embajada norteamericana y la Cancillería, envió un cable a Gajardo, donde solicitaba autorización para que la nave Apollo 11 y sus tres integrantes, se posaran en la luna. Como es de esperar, el permiso fue concedido por el dueño chileno.
Si quieres conocer un poco más sobre la historia de don Jenaro Gajardo, te invitamos a revisar “El dueño de la luna”, un cortometraje animado hecho para una campaña gubernamental que fomentaba la innovación, donde no solo se da a conocer esta increíble historia, sino que también entrega un claro mensaje: "Ninguna idea es imposible de realizar, por muy loca que parezca".